Las radiografías dentales permiten detectar complicaciones en la cavidad oral que no se ven en una exploración rutinaria. Permiten diagnosticar problemas relacionados con la posición de los dientes, la mandíbula, fisuras dentales… No obstante, conviene tomar algunas precauciones por la exposición a los rayos X.
Hay diferentes tipos de radiografías dentales en función de las necesidades de cada paciente. En general, la más usada es la radiografía interproximal. La frecuencia con la que se deben tomar las radiografías depende de varios factores, como la edad. En muchos casos las radiografías se realizan durante la infancia y la juventud. Esto se debe al desarrollo los dientes y las muelas del juicio. Por tal de limitar la exposición a los rayos X, lo más recomendado es dejar pasar un tiempo. Es decir, que entre radiografía y radiografía pase un año como mínimo.
Los rayos X pueden conllevar algunos peligros para la salud. Según un estudio de la Universidad de Yale en Estados Unidos, las radiografías dentales aumentan el riesgo de desarrollar un tumor cerebral. No obstante muchos profesionales advierten que cada organismo es distinto. Por tanto, hay otros muchos factores que condicionan este riesgo. Desde MyDentiss recomendamos acudir al odontólogo para valorar la necesidad y los efectos de someterse a una radiografía dental.
El principal factor de riesgo en las radiografías es la exposición a los rayos X . Pero hay que tener en cuenta que las radiografías dentales afectan a partes muy concretas de la cavidad oral. No afectan a otras partes del cuerpo.
Entonces, ¿Qué efectos pueden tener las radiografías dentales? La consecuencia más habitual es la xerostomía. La xerostomía consiste en la sensación de sequedad bucal. No obstante estos efectos disminuyen en función del tipo de maquinaria usada para realizar la radiografía. En MyDentiss usamos las técnicas más avanzadas para que nuestros tratamientos sean mínimamente invasivos.
Por tanto las radiografías dentales no son peligrosas siempre que se limite la exposición a los rayos X. Lo más recomendable es consultar con el especialista la necesidad de someterse a una radiografía dental, que puede ayudar a detectar diversas complicaciones bucodentales.